Orígenes
Los Carmelitas Descalzos ya celebraban función solemne a Nuestra Señora del Carmen en Pentecostés quedando la fecha del 16 de julio reservada para los Carmelitas Calzados, en conmemoración de la aparición de la Virgen a San Simón Stock, General de la Orden Carmelita, en Cambridge (Inglaterra) el 16 de julio de 1251. Tal vez, la elección de la fecha de Pentecostés se deba al deseo reformador de ir a las raíces primitivas de la Orden la cual, según la tradición había sido fundada con el nombre de Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, en dicho monte en Israel, un día de Pentecostés (celebración de origen judío, fiesta de la cosecha o día de la Acción de Gracias también llamada de la Recolección, Primeros Frutos o de las Semanas, que se celebraba siete semanas después de Pascua), cuando unos piadosos varones que investigaban la vida de los profetas Elías y Eliseo se convirtieron al cristianismo. Allí levantaron un templo a la Virgen María en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la nube, que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios.
Con anterioridad a la exclaustración definitiva se sabe de la celebración de esta fiesta que se verificará por última vez en 1834 ya que como señala D. Hilarión Sancho en su Diario de Valladolid al tratar de lo sucedido en la ciudad en junio de 1835 escribe: “Día 8 no hubo función de iglesia en el Carmen Descalzo, según se acostumbraba en los segundos días de Pascua de Pentecostés”. Luego seguirá el periodo en el que tras la marcha de los carmelitas descalzos, la venta del convento y destino de su huerta a cementerio y la iglesia como capilla del camposanto, los hortelanos de la zona velen por la devoción a la Santísima Virgen del Carmen de una forma más organizada a partir de 1840.
La recuperación de la Romería en 1848
Unos años más tarde, esta Devoción presenta al Ayuntamiento de Valladolid un escrito firmado por Benigno Díez, Tomás Arranz, Francisco del Olmo y Lucio García, solicitando el permiso oportuno para reanudar las fiestas de Pentecostés. El Ayuntamiento de Valladolid accedió a esta petición en sesión de 5 de junio de 1848. Los datos proporcionados por historiadores locales y por la prensa permiten conocer algunos detalles de la forma de celebrar esta Romería por aquellos años de la segunda mitad del siglo XIX. Por entonces, los devotos llegaban a la antigua iglesia del Carmen Descalzo en omnibuses, carretas, carruajes, coches particulares, e incluso en barcazas fletadas por el río Pisuerga para acercar a la gente a las riberas más próximas de la iglesia.
Pronto se unirá en la procesión la imagen de San José a la titular del templo, la Santísima Virgen del Carmen, siendo estas dos imágenes las que han permanecido invariables en el cortejo procesional a lo largo de los años, variando en cambio la presencia de otras imágenes. Incluso en la actualidad, son estas dos imágenes, San José y la Virgen del Carmen las que forman en la procesión, junto a la Virgen del Carmen Niña. No puede pasarse por alto estas dos imágenes devocionales de San José y la Santísima Virgen del Carmen de Extramuros y la cercanía al cementerio, recordemos que San José es Patrono de la Buena Muerte y la Santísima Virgen del Carmen está continuamente presente en las oraciones por los difuntos y Ella misma prometió la salvación para quienes mueran con su escapulario, promesa denominada Privilegio Sabatino. Según la tradición, en el Conclave que siguió a la muerte del Papa Clemente V († 1314), la Santísima Virgen se apareció al Cardenal Jacques Duèze, anunciándole que sería Papa con el nombre de Juan XXII, y añadió: «Quiero que anuncies a los Carmelitas y a sus Cofrades: los que lleven puesto el Escapulario, guarden castidad conforme con su estado, y recen el oficio divino, – o los que no sepan leer se abstengan de comer carne los miércoles y sábados -, si van al purgatorio Yo haré que cuanto antes, especialmente el sábado siguiente a su muerte sean trasladadas sus almas al cielo».
En este mismo periodo de tiempo, la segunda mitad del siglo XIX, ya se menciona la presencia de multitud de puestos de venta, entre los que destacaban los de las rosquillas de Fuenlabrada muy apreciadas por los vallisoletanos de la época, también restaurantes.
Casimiro González García Valladolid ofrece una descripción de la Romería en el cambio de siglo, hacia 1900.
“[…]las concurridísimas funciones que se dedican a la Santísima Virgen del Carmen los tres días de Pascua de Pentecostés, en los cuales centenares de luces ofrecidas por los fieles, convierten la iglesia en inmenso foco de luz, entre cuyos infinitos resplandores brilla como el sol, la imágen hermosísima, de la Reina y Madre del Carmelo. Singularmente el segundo día de Pascua, quedan desiertos la Ciudad y los pueblos limítrofes que en devoto concurso acuden allá a saludar a la Virgen, dándose el caso de que personas de poco arraigado o de ningún sentimiento religioso, dejen sus ocupaciones y vayan con fervor verdaderamente edificante, á postrarse a los pies del altar: otros a llevarla su vela de cera; otros a pedirla nuevos favores; otros a darla gracias por los beneficios recibidos; aquellos a bailar delante de la Santa imágen durante la procesión; todos poseídos de un sentimiento especial, mezcla sublime de alegría y de pena, a contemplar el templo solitario y silencioso que se eleva en medio de inmensa pradera, sin más compañía que la de los millares de millares de restos humanos que yacen depositados a su izquierda, pareciendo que él vela por su reposo y les sirve de resguardo y centinela, y que ellos reposan tranquilos a su sombra y a su amparo protegidos por el blanco manto de la Virgen bendita que en el día del triunfo, al llegar el instante de la resurrección, cubiertos por él y por él santificados, los presentará al tremendo Juez de las justicias, no para su castigo eterno, sino para su eterna glorificación. En estos tres días es inexplicable el bullicio, el movimiento que reina al lado del santuario; después de ellos el silencio de las tumbas impera por todo el resto del año, pues la infinidad de personas que diariamente acude al Carmen lo hace entonces con el recogimiento propio de la devoción más exquisita y desprovista de la algazara peculiar de la tradicional romería”.
Siglo XX
En cuanto a la duración mencionada, tres días, es preciso señalar que desde el año 1094 las fiestas de Pentecostés duraban tres días, domingo, lunes y martes; posteriormente, en 1771, es abolido este descanso del martes y con la reforma litúrgica de San Pío X se elimina el lunes. Esta fiesta, aunque de fecha variable, cae en los meses de mayo o junio, coincidiendo con una época en la que el trabajo en el campo podría ser menor (al haberse recogido el cereal en Castilla) y coincidir con el mes de la Virgen, mayo. No obstante, y con todas estas reformas, la romería siguió durando tres días, el sábado, domingo y lunes de Pentecostés, como en la actualidad se desarrollan los cultos. Hubo un tiempo en que la gente que venía de otros pueblos pasaba estas noches en la pradera o campiña del Carmen en sus carros.
Años 20
En 1921, las señoras de don Félix Lago, don Martín Lago y don Juan Alonso regalaron preciosos y artísticos arcos que lucieron las imágenes de la Virgen del Carmen y de San José durante la procesión. La procesión que debía celebrarse al día siguiente no salió por causa de la lluvia.
En una Guía de Valladolid publicada en 1922 aparece una fotografía de la iglesia del Carmen Descalzo (Iglesia del Carmen de Extramuros) con la fachada que mostraba entonces, es decir, dos espadañas flanqueando el cuerpo central, en el momento en que la imagen de la Santísima Virgen del Carmen sale en procesión, pudiéndose apreciar un arco de flores alrededor de la imagen. En la Romería del año 1926, Ángel Allúe Horna recoge que un avión, pilotado por D. José María Gómez del Barco (Valladolid, 19 de marzo de 1901- † Carretera de Aravaca, Madrid, 18 de septiembre de 1936), ferviente admirador de la Virgen del Carmen, que había sido condecorado recientemente por sus acciones en África (por Real Orden de 26 de octubre de 1925, le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando), realizó una serie de cabriolas en el aire, arrojando a continuación flores sobre la procesión del Carmen.
Años 30 y 40
En las décadas siguientes, los 30 y 40, siguen participando las dos imágenes referidas, San José y la Santísima Virgen del Carmen en la procesión. Destacar de estos años que en 1936 la imagen es sometida a un desafortunado proceso de restauración, ocultando la policromía original. Por otro lado, en 1943, coincidiendo con las fiestas de la romería, se publica un pequeño libro con la historia del templo, imagen y cofradía, valioso no sólo por los datos que proporciona, también por las fotografías como los dos retablos mayores que precedieron al actual, disposición de retablos e imágenes en el crucero o documentar gráficamente la antigua imagen de San Antonio de Padua perdida en un incendio pocos años antes de la publicación de este libros.
Años 50

Hacia 1956 o 1957 se eliminan algunos elementos de las andas. Incluso en la fotografía publicada en 1955 aún se ven faroles y arco de flores en la andas de la Virgen del Carmen, sin embargo en la de la romería de 1957 estos elementos se han eliminado. Si bien es cierto que el sonido habitual de la procesión en la romería es la música de los dulzaineros, hubo ocasiones en las que participaron otras bandas y agrupaciones. Por ejemplo, en 1961 acudieron las Bandas de CC. y TT. y banda de gaiteros del Acuartelamiento del Pinar, cedidas por el General Jefe de la Región Aérea Atlántica. Ese mismo año, la Antigua Devoción de Nuestra Señora del Carmen (Extramuros) consigue autorización del Ayuntamiento de Valladolid para instalar tómbola en calle Santiago, 17.
Años 60
En esta década de los años 60 del siglo XX fue también común la presencia de otras imágenes en la procesión, concretamente las de Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, así recogido en la prensa a partir de 1962, año en el que también se incluye por primera vez una ofrenda floral dentro de los actos de la romería. A destacar en esta misma década la romería de 1963 acompañada de diversos contratiempos, hubo que aplazar la procesión en dos ocasiones, la primera a causa de la lluvia y la segunda por el estado de salud del Papa Juan XXIII. Estuvo María de las Nieves de Borbón y Parma, a quien le fue impuesto el escapulario de la Hermandad.

El Rosario de la Aurora
El primer año que se anuncia Rosario de la Aurora es en 1965. Para conocer de primera mano cómo fueron los cultos de la Romería de Pentecostés de aquel año, se transcribe la crónica de los cultos de Pentecostés
Rosario de la Aurora de 1965
“Con gran brillantez se celebraron el domingo los actos en el Carmen de Extramuros Con extraordinaria brillantez y solemnidad comenzaron los cultos en honor de Nuestra Señora del Carmen (extramuros), que todos los años se celebran en la festividad de Pentecostés. Al rosario de la aurora, celebrado en la madrugada del domingo, a las seis, acudieron numerosísimas personas devotas de la Santísima Virgen, que en procesión desde el templo de San Benito el Real, de los PP. Carmelitas, se dirigieron hasta el templo de extramuros. Los fieles, que sobrepasaban varios millares, acompañaron a la Santísima Virgen rezando el rosario y entonando cánticos del Carmelo. Enormes filas de devotos -hombres y mujeres emprendieron su marcha desde San Benito, para seguir por Plaza de los Leones de Castilla, Jesús, Plaza Mayor, Ferrari, Fuente Dorada, Queipo de Llano, Angustias, Cadenas de San Gregorio, Plaza de Gondomar, Santa Clara y Avenida de Santander, para llegar a la explanada del Carmen. Durante el trayecto, los rezos y cánticos fueron dirigidos por Padres de la Comunidad de Carmelitas y el rector del Santuario de Nuestra Señora del Carmen, y acompañaban a la Santísima Virgen, como portadores de varas, don Faustino Sancho Onandía, subprior de la Orden Tercera; don Antonio Gallego Santos, tesorero de la misma Orden; y los presidente y vicepresidente de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen (extramuros), don Francisco Rodríguez y don Melchor González. Una vez en la pradera del Carmen, y ante la puerta de la iglesia se colocó a la Santísima Virgen, y un altar portátil para celebrar la santa misa, que ofició el Padre Gaudencio del Niño Jesús. Las numerosísimas personas se congregaron en torno al altar para oír la santa misa. Pronunció una bella plática el Padre Gaudencio del Niño Jesús. Fue incalculable el número de fieles que se acercó a recibir la comunión que distribuyeron los Padres Gaudencio del Niño Jesús e Inocencio de San José, carmelitas, y el rector del Santuario del Carmen (extramuros), don Vidal González. Al final de la santa misa, se cantó la Salve popular. Durante toda la mañana continuaron celebrándose misas. Al final de la de diez, se celebró la imposición del escapulario del Carmen a numerosas personas.”
Esta forma de celebrar el Rosario se mantiene los años siguientes, pero así se ha podido conocer el recorrido desde la Conventual de San Benito El Real hasta el Santuario del Carmen de Extramuros. Por otro lado, la imagen que debía presidir este Rosario, a juzgar por las crónicas, sería la propia imagen titular de la Hermandad, es decir, la conocida como Nuestra Señora del Carmen de Extramuros y no otra de las que de esta misma advocación hay en el Santuario. Así, en los cultos de mayo de 1966, en cuanto al Rosario de la Aurora se anuncia “El domingo, día 29, Rosario de la Aurora con la imagen titular de la Santísima Virgen de Extramuros que partirá a las siete de la mañana de la Iglesia de San Benito El Real”, y también aparece el aviso a los Terceros Carmelitas de San Benito para que acudan a recibir a la imagen: La V.O.T., y Cofradía del Carmen (San Benito) suplica a todos sus hermanos que asistan con escapulario a la iglesia de San Benito para rendir homenaje a la Santísima Virgen del Carmen (extramuros) a su llegada en procesión solemne, a dicha iglesia, en la cual se cantará la salve en su honor, a las ocho de la noche de mañana sábado, día 28. El sábado 28 en Carmen de Extramuros, a las 19:30 santa Misa y Salve. (Diario Regional, 27 de mayo de 1966).
En cuanto a la procesión de la mañana del Lunes de Pentecostés se mencionan las mismas imágenes de San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, San José y Nuestra Señora del Carmen. Ese año también hay mención, a modo de curiosidad, de la rifa de un cordero.
Cambios en la década de 1970
Tal vez en esta década de los 70 es cuando dejan de formar parte en la procesión las imágenes de San Juan de la Cruz y de Santa Teresa de Jesús, -aunque sus andas aún se conservan en el Santuario-, figurando en la planta procesional únicamente las de San José y la Virgen del Carmen de Extramuros. El Rosario de la Aurora seguirá saliendo de San Benito El Real o de sus inmediaciones.

En los cultos de julio de 1975 ya se menciona, tal vez por primera vez, el Rosario de la Aurora desde la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, coincidiendo con que la Santísima Virgen del Carmen de Extramuros está siendo restaurada; puede ser también que sea la primera vez que se incorpore a las procesiones la imagen de la Virgen del Carmen Niña.
A partir de este momento, el Rosario de la Aurora tanto de los cultos de la Romería de Pentecostés como del mes de julio por la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, comenzarán en la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol, como a día de hoy.
La Romería en la actualidad
La Romería de Nuestra Señora del Carmen de Extramuros sigue siendo al presente un acontecimiento destacado en la religiosidad popular vallisoletana. Es la fecha en la que, de alguna manera, la Santísima Virgen del Carmen devuelve la visita que continuamente los devotos la hacen en su Santuario.
Los cultos comienzan en la tarde del sábado, víspera de Pentecostés, con una Eucaristía solemne en la que tiene lugar la bendición e imposición del Escapulario a los nuevos Hermanos/as de la Antigua Devoción, concluyendo la función religiosa con la Salve a Nuestra Señora.
Al día siguiente, domingo de Pentecostés, a las siete de la mañana, el Santo Rosario de la Aurora parte de la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol portando a hombros la pequeña imagen de la Virgen del Carmen Niña, recorriendo la distancia que separa esta Parroquia del Santuario cantándose el Rosario. A su paso por la puerta del Cementerio del Carmen, en la hornacina que cobija una copia en pequeño tamaño de la Santísima Virgen del Carmen de Extramuros, se efectúa una breve parada para rezar un Responso. Durante la mañana de ese día se suceden las Eucaristías en el Santuario. La primera es a las 8 de la mañana, al finalizar el Rosario de la Aurora. Siguen otras a las 10, 11 y 12 de la mañana y 1 de la tarde. En la tarde de esta jornada, las imágenes son bajadas de sus retablos para ser colocadas en sus respectivas andas, se exornan para dejarlas dispuestas para la procesión del día siguiente.
El Lunes de Pentecostés, que era segundo día de esta Pascua, fecha tan destacada por los historiadores locales que han tratado de esta Romería, los cultos comienzan a las 6 de la mañana, desde esa hora hay Eucaristías a cada hora en punto (6,7,8,9 de la mañana), siguiendo dos Misas de especial significado, la de las 10 de la mañana que se ofrece en sufragio de los cofrades difuntos y la de las 11 de la mañana, que es la Misa Solemne que precede a la salida de la procesión.
La planta procesional
Hasta el año 2015 incluido, la procesión se iniciaba con dos estandartes representando cada uno de ellos a Nuestra Señora del Carmen, precediendo a la imagen de Nuestra Señora del Carmen Niña, imagen habitualmente portada en esta procesión por los niños/as de la Antigua Devoción. Aunque hay ocasiones que uno de estos estandartes iba detrás de la imagen de la Virgen del Carmen Niña. A partir de 2016 se suprimió uno de los primeros estandartes de la Virgen del Carmen y desde 2018 abre la procesión la cruz alzada. Tras este primer claro de la Virgen del Carmen Niña, viene el de San José. Lo abre un estandarte del citado santo que no refleja el modelo de la escultura que figura en la procesión. No obstante, está previsto que dicho estandarte sea sustituido en 2020 por uno nuevo bordado por Jorge Ramírez Núñez con pintura del santo realizada por Fran Cantos. Entre este estandarte y la imagen de San José – atribuida a Luis Salvador Carmona, realizada hacia 1740- bailan sus devotos.
Tras el estandarte, San José (atribuido a Luis Salvador Carmona h.1740) es portado en unas andas de metal con tres varales al frente y otros tantos a la trasera, utilizándose las típicas horquillas en las paradas. En los ángulos del cuerpo inferior se encuentran los escudos de la Orden Carmelitana. La última intervención en estas andas ha sido en el año 2013, dorándose en pan de oro e imitando labor de mármol, en marrón.
Finalmente, el estandarte de la Antigua Devoción abre el claro en que viene la imagen de la titular del templo y Devoción, la Santísima Virgen del Carmen de Extramuros, a quien se dirigen en gran medida las peticiones de los devotos aquel día, también las oraciones y la acción de gracias, se ponen en sus andas a niños y niñas pequeños para que los proteja. Entre repique de campanas, aplausos y música castellana se escuchan los vítores y piropos ¡Viva la Virgen del Carmen! ¡Viva la Morena! ¡Guapa, guapa y guapa! Algunos romeros mantienen una costumbre en su indumentaria, la colocación de un mantón cruzado que parte desde el hombro hacia la cintura. Cierra el cortejo la presidencia compuesta por el Sr. Rector del Santuario y la Junta Directiva de la Antigua Devoción.
Hasta 2014 las andas en las que era portada la Virgen eran similares a las de San José, vistas anteriormente, y sometidas al mismo proceso el año 2013, con la excepción que el marmoleado se hizo en verde. Posteriormente, en el año 2015 y con vistas a las salidas extraordinarias por el 175 aniversario fundacional, fueron sustituidas por unas nuevas dotadas de mayor carga escultórica; dichas andas fueron realizadas en el taller de Luis Villafañez en la localidad de Boecillo (Valladolid) y se configuran como un trono procesional con el escudo del Carmelo en diversos lugares, angelitos, el escudo de la ciudad, escudos con la salutación del Ave María y un medallón trasero en el que, el autor, haciendo un guiño al nacimiento de Santa Teresa aparece junto a San Simón Stock entregándole la Virgen del Carmen el escapulario, el conjunto se completa con unos ángeles lampareros con guardabrisas de cristal en las esquinas.
La procesión sale en torno a las 12 de la mañana y para el relativamente corto recorrido que abarca los caminos de la pradera necesita cerca de tres horas ya que los romeros y devotos “no suelen dejar” que la imagen avance mucho antes de pedir que la vuelvan a bajar para bailar ante Ella. Las jotas se suceden durante todo el trayecto hasta que la imagen de la Santísima Virgen llega a la puerta de su templo donde vuelta a sus devotos se entona la Salve popular. Los cultos continúan a los largo de la tarde con Misas a la 1, 5, 6, 7 y 8 de la tarde. Pero la Romería también tiene su vertiente lúdica o festiva. Puestos de rosquillas, obleas y garrapiñadas ofrecen sus productos, carruseles divierten a los más pequeños, familias y amigos se agrupan para compartir una comida campestre y horas de diversión. Al ser día laborable es habitual que muchos vallisoletanos que sólo pueden acudir por la tarde, vayan entonces a pasar un rato, comenzando con un momento de oración en el Santuario para después disfrutar del ambiente de la romería. Los actos religiosos finalizan el domingo siguiente a la romería, es decir, en la Solemnidad de la Santísima Trinidad, con varias misas rezadas a lo largo del día, celebrándose, a las 13 de la mañana la Misa Solemne, en la que se entregan los diplomas de pertenencia a la cofradía de 25, 50 y 75 años respectivamente.